sábado, 19 de marzo de 2011

Aquél hombre

Aquélla tarde, con la espalda agotada de tánto doblarse en el surco, con la sensación de que el sol se le había quedado adentro de su cuerpo y que nunca iba a sentir frescura en él. Aquella tarde, por un caminito entre los surcos que acababa de terminar de sembrar, volvía a su casa
La cabeza gacha, una bolsa que de tanto en tanto dejaba en el suelo para sacarse el viejo sombrero y secarse la transpiración, los pies cansados y la esperanza puesta en aquéllas semillas que si germinaban y crecían bien, en unos meses le darían un respiro
Volvió a detenerse, se secó la frente, levantó la vista y la detuvo en aquèlla pequeña pero acogedora casita con flores al frente, que cuidaba amorosamente su esposa y con una tupida parra que diariamente le brindaba su sombra compasiva
Respiró profundamente, levantó la cabeza y, apurando el paso, se dirigió a ella.
Recuperó la frescura, finalmente

1 comentario:

  1. Hola Guada como va??? bueno felicidades por el nuevo blogg aqui estaremos leyendo y nutriendonos y recuperando de la frescura de tus escritos. saludos!!

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