Cuando somos chiquitos y llega el otoño, nos sentimos felices ya que vamos a tener una nueva diversión con la cantidad de hojas que irán cayendo y amontonándose en el parque
Y armamos pilas para después tirarnos encima a mirar las nubes y descubrir formas conocidas en ellas
Pero cuando llegamos al otoño de nuestras vidas, todo ese paisaje nos puede producir una gran nostalgia, angustia y tristeza
No dejo de valorar la belleza que se despliega ante mis ojos pero, de vez en cuando, me brota una lágrima
Hace algunos años,tuve un blog que se llama Sólo-guada Pasó el tiempo y, por diversas circunstancias no lo abrí y cuando quise hacerlo me había olvidado o la casilla o la contraseña. Me olvidé de qué me había olvidado El hecho es que no puedo acceder a él Está allí, con las tres o cuatro pequeñeces que publiqué Pero no puedo seguir haciéndolo Fue entonces que se me ocurrió hacer otro y explicar a los poquitos que las leyeron, que soy la misma persona
comparto el escrito! hay dias que uno se siente asi! saludos
ResponderEliminarEs cierto lo que decís Guada. Es dificil a veces el vivir. Es dificil encontrarle el color de mensaje a las hojas que caen. Para quien acumula dolor con el correr de los años, detrás de la sonrisa hay una lágrima escondida, pero si les pasa la lengua del alma, también podrá sentir algo de sabor dulce, aunque con fuerte nostalgia de las insustituibles pérdidas. Un saludo lleno de afecto.
ResponderEliminar