Cuando somos chiquitos y llega el otoño, nos sentimos felices ya que vamos a tener una nueva diversión con la cantidad de hojas que irán cayendo y amontonándose en el parque
Y armamos pilas para después tirarnos encima a mirar las nubes y descubrir formas conocidas en ellas
Pero cuando llegamos al otoño de nuestras vidas, todo ese paisaje nos puede producir una gran nostalgia, angustia y tristeza
No dejo de valorar la belleza que se despliega ante mis ojos pero, de vez en cuando, me brota una lágrima